- ¿En dónde?
- ...En un bosque. En si mismo. En un bosque que había dentro de sí mismo. En el bosque crecían los árboles tan altos que se enredaban con las ramas de los otros, los árboles reales. El cielo que los cubría era un mismo cielo; a veces azul, a veces gris, a veces rojo, pero uno mismo. Y así, el hombre estaba dentro y fuera a la vez, siempre.
Dentro y fuera.
-¿ Y había lagos en el bosque?
- Sí. Eran espejos.
(Texto 2, Espiral, Santa Sabina)
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