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The Gates of Dawn

Somos espejoS

A mi onironauta, rapa nostrarconen a vestra ed tosmenfrag led dosapa:

miércoles, 19 de junio de 2013

Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. 



De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.




Vladímir Ilich Lenin (1870-1924).




El Ángel de la Historia

Tesis IX:

Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.


Tesis sobre la filosofía de la Historia, Walter Benjamin (1940).


martes, 11 de diciembre de 2012

La Barraca

"Desperezóse la inmensa vega bajo el resplandor azulado del amanecer, ancha faja de luz que asomaba por la parte del Mediterráneo. Los últimos ruiseñores, cansados de animar con sus trinos aquella noche de otoño, que, por lo tibio de su ambiente, parecía de primavera, lanzaban el gorjeo final como si los hiriese la luz del alba con sus reflejos de acero. De las techumbres de paja de las barracas salían las bandadas de gorriones como un tropel de pilluelos perseguidos, y las copas de los arboles empezaban a estremecerse bajo los primeros jugueteos de estos granujas del espacio, que todo lo alborotaban con el roce de sus blusas de plumas. Apagábanse lentamente los rumores que habían poblado la noche: el borboteo de las acequias, el murmullo de los cañaverales, los ladridos de los mastines vigilantes. Despertaba la huerta, y sus bostezos eran cada vez más ruidosos. Rodaba el canto del gallo de barraca en barraca. Los campanarios de los pueblecitos devolvían con ruidoso badajeo el toque de misa primera que sonaba a lo lejos, en las torres de Valencia, esfumadas por la distancia. De los corrales salía un discordante concierto animal: relinchos de caballos, mugidos de vacas, cloquear de gallinas, balidos de corderos, ronquidos de cerdos; un despertar ruidoso de bestias que, al sentir la fresca caricia del alba cargada de acre perfume de vegetación, deseaba correr por los campos."

[Joaquin_Sorolla_Casa_de_Huerta_Valencia.jpg]

Vicente Blasco Ibáñez (1898)

Qui perd els orígens perd identitat...

Jo vinc d'un silenci
antic i molt llarg
de gent que va alçant-se
des del fons dels segles
de gent que anomenen
classes subalternes,
jo vinc d'un silenci
antic i molt llarg.

Jo vinc de les places
i dels carrers plens
de xiquets que juguen
i de vells que esperen,
mentre homes i dones
estan treballant
als petits tallers,
a casa o al camp.

Jo vinc d'un silenci
que no és resignat,
d'on comença l'horta
i acaba el secà,
d'esforç i blasfèmia
perquè tot va mal:
qui perd els orígens
perd identitat.

Jo vinc d'un silenci
antic i molt llarg,
de gent sense místics
ni grans capitans,
que viuen i moren
en l'anonimat,
que en frases solemnes
no han cregut mai.

Jo vinc d'una lluita
que és sorda i constant,
jo vinc d'un silenci
que romprà la gent
que ara vol ser lliure
i estima la vida,
que exigeix les coses
que li han negat.

Jo vinc d'un silenci
antic i molt llarg,
jo vinc d'un silenci
que no és resignat,
jo vinc d'un silenci
que la gent romprà,
jo vinc d'una lluita
que és sorda i constant.

Raimon (1975)
Al aire,
al aire puro
no le gusta acariciar banderas.

Todas las banderas
huelen a proyectiles,
a heridas.

Todas las banderas huelen a sangre
de hombre joven.

El aire puro de mala gana las ondea.

Hasta que con todas las banderas (como dije)
los países hagan una soga larga
multicolor gigantesca,
entonces el huracán
se convertirá en suave céfiro
que acariciará la única bandera del mundo
gustoso.



                                                                                                                                           Gloria Fuertes